La acción colectiva para el manejo y cuidado de los bosques: el caso del ejido Tequexquinahuac


11 noviembre, 2021, Por:

La acción colectiva para el manejo y cuidado de los bosques: el caso del ejido Tequexquinahuac

Con sus 1350 hectáreas de bosques, el ejido de Tequexquináhuac, ubicado en el municipio de Texcoco, tiene una gran relevancia biocultural, poco valorada y conocida por la población del valle de México. Sus bosques forman parte, junto con los de otros cuatro ejidos, del macizo forestal del volcán Monte Tlaloc, en cuya cumbre se ubica el centro ceremonial prehispánico más alto de Mesoamérica, alineado con los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl por el sur y con los volcanes Malinche y Pico de Orizaba por el este.

Hace 15 años que el ejido Tequexquináhuac comenzó a hacer un manejo sustentable de su bosque. En las décadas previas, el manejo forestal estuvo vedado a lo largo de dos periodos 1945-1970 y 1990-1995.[1] En el año 2005, la Asamblea tomó la decisión de presentar su primer programa de manejo forestal a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para desarrollar diversas actividades tanto extractivas como no extractivas. Dicho programa fue aprobado y con acompañamiento técnico han emprendido diversos proyectos.

El manejo del bosque y la comercialización de la madera les han permitido generar empleos y repartir utilidades entre ejidatarias y ejidatarios dos veces al año. La venta también les permite financiar las festividades locales y apoyar a la población local en caso de enfermedad o fallecimiento.

La madera que extraen proviene de especies como pinus hartwegii, montezumae, quercus y abies religiosa, en Tequexquináhuac se aplica el sistema de silvicultura conocido como Método Mexicano de Ordenación de Bosques Irregulares (MMOBI), debido a que por motivos de conservación solo se les autoriza extraer el 35% del arbolado y tienen la responsabilidad de mantener los árboles grandes y maduros. Este sistema se aplica en las zonas altas, pues después de los 3000 msnm los bosques se consideran de alta importancia ecológica por lo que su extracción se vuelve selectiva. Cada año el ejido extrae alrededor de 2000 m3 de madera.

Recolección de hongos en los bosques del Ejido Tequexquinahuac, Texcoco, Estado de México.

Delmar Vázquez, técnico forestal del ejido, menciona que “con el manejo forestal se identifican los árboles que tienen algún daño físico, que están quebrados, lacrados, ocoteados, o plagados. Hemos encontrado muérdago en algunos, esos también los seleccionamos para la corta. Lo que buscamos es mejorar la estructura del bosque y que las especies sigan prevaleciendo. Como es un bosque maduro también hacemos cortas para que los árboles maduros dejen crecer a los pequeños, para propiciar una mayor captura de carbono, ya que se ha identificado que los árboles pequeños absorben más carbono.”

Otra actividad autorizada es el ecoturismo; cuentan con cabañas, asadores, tirolesas y rutas de peregrinaje a la cumbre del Monte Tláloc y a otros centros sagrados ubicados a lo largo del macizo forestal. Asimismo, el ejido ha recibido apoyos de Probosque y de Conafor para la instalación y renovación de un proyecto de cultivo de truchas y Pagos por Servicios Ambientales por la captación y retención hídrica que sus bosques realizan para proveer de agua a la zona metropolitana que está ubicada en la parte baja. Actualmente el ejido, junto con los ejidos vecinos, buscan la Certificación Internacional del Forest Stewardship Council (FSC) de buen manejo forestal para sus planes de manejo de productos forestales no maderables. Dicha certificación evalúa planes de manejo, técnicas de extracción empleadas, condiciones de seguridad y relaciones laborales, con lo que los cinco ejidos están trabajando en la mejora de sus capacidades.

Tequexquinahuac y los ejidos vecinos, San Dieguito Xuhimanca, San Pablo Ixayoc, San Juan Totolapan y San Miguel Tlaixpan, se organizan y suman esfuerzos para vigilar y controlar fenómenos como incendios, tala ilegal o invasiones; esto es de suma relevancia para seguir brindando beneficios ambientales a sus comunidades y también a la población que se encuentra ubicada a las faldas del Monte Tlaloc, es decir, el municipio de Texcoco con sus más de 240 mil habitantes.

La delegada de Probosque, Miriam González, subraya que “Texcoco nunca se inunda debido a que se cuenta con los bosques manejados por estos ejidos, que filtran y retienen el agua evitando que llegue a las zonas urbanas. Los ejidos no han cedido a la presión demográfica y no han permitido la construcción de viviendas en sus bosques. A diferencia de lo que ha sucedido, en otros cerros, que antes tenían vegetación y poco a poco se fueron poblando.”

Derechos colectivos sobre el territorio

Cabañas del centro ecoturístico del Ejido Tequexquinahuac.

Los ejidatarios de Tequexquináhuac han tomado el acuerdo en Asamblea de prohibir la venta de tierras y de esta forma frenar el avance de la urbanización que todo el tiempo amenaza sus bosques. Situado a menos de 30 km de la Ciudad de México, en este ejido es posible encontrar ecosistemas de una gran riqueza en flora y fauna que incluyen una gran diversidad de hongos, plantas medicinales, anfibios y mamíferos como teporingos, coyotes, liebres, gatos montes, entre otras especies que son propensas a la extinción si su hábitat es perturbado.

El manejo que hacen de sus bosques no siempre es reconocido y entendido; continuamente son “denunciados” ante las autoridades de Probosque en Texcoco por la extracción de madera. “La gente no sabe que el aprovechamiento legal del bosque permite que los ejidos creen empleos y mejoren su economía, desconocen todas las obligaciones que los ejidos tienen, se requiere de una gran labor de concientización”, explica don Diego, presidente del Consejo de Vigilancia.

Por otra parte, un amplio sector de la población urbana desconoce la propiedad comunal y los derechos de las personas ejidatarias hacia sus bosques. Con el argumento de que “el bosque es de todos”, personas que realizan motociclismo de montaña, han confrontado a las autoridades ejidales por restringirles el paso en el camino de terracería que lleva al bosque. Esta actitud muestra una ignorancia profunda de lo que significa la propiedad colectiva, y de las obligaciones y derechos que tienen los propietarios sobre su bosque, como son permitir o no el acceso, regular el uso de recursos no maderables, vigilarlo, protegerlo y conservarlo. “Nosotros tenemos la obligación de hacer brechas corta fuego, podar para que no haya material para incendios, contar arbolito por arbolito, estar atentos ante plagas o enfermedades, también tenemos que hacer la manifestación de impacto ambiental” añade don Filiberto, presidente del Comisariado Ejidal.

Los bosques requieren de mucho trabajo e inversión para que estén sanos, desafortunadamente la gente de las urbes no lo ve. La teoría contemporánea de la propiedad reconoce actualmente tres tipos de propiedad: la propiedad privada, la propiedad pública y la propiedad colectiva o comunal. Ésta última muchas veces se confunde con el libre acceso, sin embargo, la teoría ha avanzado y actualmente se reconoce que el concepto de libre acceso tiene que ver en cambio con la ausencia de propiedad[2], a diferencia de la propiedad comunal que es en realidad propiedad colectiva de un grupo. Dicho desconocimiento ha llevado a fricciones con las personas que no quieren seguir las regulaciones establecidas por los propietarios, por lo que el ejido ha dispuesto límites de zonas por las que no pueden pasar los motociclistas en aras de proteger la fauna y flora local.

Sustentabilidad cultural y relevo generacional

Escurrimiento de agua del Ejido Texquexquinahuac que abastece al centro urbano de Texcoco.

El ejido de Tequexquináhuac es conocido en la región por ser la zona que recibe el peregrinaje anual que se realiza del 9 al 12 de febrero de cada año, cuando sucede el fenómeno conocido como montaña fantasma y que coincide con los días aciagos o nemontemi[3] previos al inicio del año nuevo prehispánico. Es la ruta por la que cada año cientos de personas recorren su bosque para llegar ya sea al centro ceremonial o a los distintos manantiales que hay por los cerros. Don Diego cuenta que “viene gente originaria de todas partes del país a hacer danzas, a dejar ofrendas a los xanatitos, a rezar porque hay muchos lugares sagrados en este bosque.”

El ejido provee valiosos servicios no solo a los visitantes sino al bosque mismo, ya que han creado brigadas de recolección de basura, de rescate ante personas extraviadas, de mantenimiento del camino de terracería y de atención ante incendios. Esto ha permitido que la riqueza cultural que comprende leyendas, ritos, historias y ceremonias alrededor de este macizo forestal siga desarrollándose y transmitiéndose para las futuras generaciones.

La mayoría de los ejidatarios de Tequexquináhuac, como sucede en otros ejidos, rebasan los 60 años, por lo que algunas veces se les ha dificultado tomar acuerdos en Asamblea. “A varios de los ejidatarios o comisariados les cuesta trabajo aprobar nuevas actividades o entender los planes de manejo”, explica Delmer Vázquez, prestador de servicios técnicos forestales. Por esa razón, están trabajando en la conformación de mesas de trabajo para que los jóvenes del ejido participen y su conocimiento y propuestas puedan incorporarse en la toma decisiones. Las mesas que han formado tienen que ver con diversificación productiva y protección del bosque, por lo que el ejido va avanzando en la inclusión de su población joven.

Otro proyecto que tienen pensado a futuro es avanzar en escalar la cadena de valor para vender los árboles en rollo, pues actualmente venden en pie los árboles seleccionados para corta. “Hemos hecho los cálculos de que, si los mismos ejidos cortaran y vendieran su madera directamente al aserradero, la ganancia se incrementaría hasta en 30%”, explica Delmer.

La provisión de servicios vitales de estos bosques

Bosques de los ejidos de la montaña en Texcoco, al fondo el centro urbano.

La zona es significativa por estar ubicada a unos cuantos kilómetros de la urbe más poblada del país y por la presión que ésta ejerce sobre los recursos naturales; pero también debido a que en sus laderas (que van desde los 2500 a los 4120 msnm) se encuentran diversos tipos de vegetación como bosques de oyamel, de aile, de encino, pino y pastizal natural, así como endemismos en especies de fauna. Actualmente se desarrollan distintas investigaciones para identificar diversas especies. Este cinturón, que pertenece a la región conocida como Sierra Nevada, es catalogada por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) como una de las regiones terrestres prioritarias pues los bosques ejidales brindan múltiples servicios vitales como son la provisión de agua, la captura de carbono, retención de suelos, conservación de la biodiversidad, entre otros. “Nosotros estamos generando beneficios no solo para el ejido, si no, yo creo, para toda la humanidad. Vivir en el bosque es lo máximo, es la vida”, dice don Diego Carrillo.


[1] Programa de Desarrollo Forestal Sustentable del Estado de México 2005-2025. Pág. 8 http://www.conafor.gob.mx:8080/documentos/docs/12/178Programa%20Estrat%c3%a9gico%20Forestal%20del%20Estado%20de%20M%c3%a9xico.pdf

[2] Bray, D., Merino, L., (2004). La experiencia de las comunidades forestales en México: veinticinco años de silvicultura y construcción de empresas forestales comunitarias. INE, CCMSS, Semarnat.

[3] Los nemontemi o días aciagos era el periodo de tiempo entre el año viejo y el inicio del nuevo año. https://www.inah.gob.mx/boletines/2193-ano-nuevo-prehispanico

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